viernes, 3 de abril de 2009

LA NUEVA CRUZADA DE LA IGLESIA

Desde el siglo cuarto, en el que la iglesia católica llegó a Hispania, esta vez no por la 'Eva' Baddo, la mujer de Recadero el 'Adán' del pecado original hispano, (En realidad se llamaba  Recaredo pero merecería que la historia lo recordase así por su sumisión a la iglesia católica) la iglesia no ha cesado de medrar a las sombras del poder, cual garrapata chupa sangres.
Desde el siglo IV en Hispania la iglesia católica ha manipulado todas las enseñanzas de su Dios, Cristo, que les enseñaba que hay que dar 'al César lo que es del César y a Dios lo que es del Dios'. Sí existió, Cristo, parecía un tipo inteligente y hay que ser muy necios para no seguir sus enseñanzas, pero ¡ay! ya conocemos la condición humana y las necesidades de la carne. Y según la historia de la iglesia a lo largo de los siglos demuestran que no existió. Ahora nos llega una nueva cruzada contra el laicismo – ver definición de la RAE-.
A lo largo de la historia, cuando la Razón ha tenido la oportunidad de florecer, en libertad, entre los hombres, la sinrazón de la iglesia ha acudido siempre al oscurantismo, a la superstición y al miedo congénito de la ignorancia humana.
Tras la cruzada fabulosa de la reconquista de la supuesta invasión árabe (Por cierto, ¿Habéis leído 'Las cruzadas vistas por los árabes' de Amin Maalouf?), de la que Ortega y Gasset decía que “ Una reconquista de seis siglos no es una reconquista”, ahora se montan la cruzada contra la Razón.
Una cruzada contra la libertad, contra los Derechos Humanos, contra la Constitución. Una cruzada que nuestros políticos han propiciado otorgando signos -jura de cargos ante crucifijos, plenos de ayuntamiento con crucifijo- y fondos – nuestros dineros públicos- que la Constitución no contempla, contraviniendo los deseos del Pueblo Soberano y abusando ignominiosa e ilegalmente de la Soberanía de los que los han elegido inmerecidamente. Una cruzada que, como en la Edad Media, se predica desde los templos con fanatismo, con la intención de crear la ciudad de Dios, perdón de la iglesia, que no tiene nada que ver con Dios, en el mundo. Es decir una teocracia, la dictadura del Vaticano. No olvidemos las ideologías totalitarias de las que el catolicismo es la más fiera y despiadada. ¡Que Dios nos coja confesados!

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